El otro día me enteré de que Rubalcaba iba a presentar su candidatura en el Auditorio de Santa Cruz de Tenerife y me fui para allá con la esperanza de que me convenciera para dar mi voto al PSOE, a pesar de los errores cometidos en materia económica, sin olvidar los aciertos en política social y en el avance de las leyes por la Igualdad y la Dependencia. Y como soy persona agradecida que no olvido, quería tener motivos para darles mi confianza.
Mi primera perplejidad vino de parte de los militantes locales, cuando rompieron en gran ovación a la entrada del señor Casimiro Curvelo. No entendí a qué venía tanto aplauso para un hombre que se ha hecho tristemente famoso por montar un escándalo en un burdel de Madrid, al que fue a celebrar no sé qué cosa con su hijo, y que no contento con el incidente con las mujeres del local, exhibió sus “credenciales” de Senador para salir impune del asunto.
La segunda perplejidad vino de parte de uno de los oradores del PSOE (no recuerdo su nombre), que insistió en subrayar que se sienten orgullosos de este señor Curvelo. No sé qué es exactamente lo que merece tanta admiración de esta conducta impresentable y machista hasta la médula.
La tercera, y la más grave de las perplejidades, ocurrió cuando unas cuantas personas se levantaron exhibiendo una bandera del Sahara y gritando “ Sahara libre”, y muchos militantes y personal de seguridad del PSOE, se levantaron como energúmenos y bárbaros para expulsar a estas personas de la sala con una violencia y una saña que me pareció inexplicable. Mucho más inexplicable cuando acababa de oír al señor Rubalcaba diciendo que “no renunciaría a los principios ni a los valores”. Y yo me pregunto ¿qué principios y qué valores pueden ser compatibles con estos hechos? ¿Es que no son defendibles los valores y principios que apoyan la libertad y la autodeterminación del pueblo saharaui? ¿Es legítima la actitud de entregar el Sahara a Marruecos, cuando España abandona la colonia en el año 1975?
Tengo que reconocer que por un momento esperé que se produjera el milagro de la utopía y que Rubalcaba se dirigiera a los exaltados militantes del PSOE, que trataban de forma salvaje y violenta a estas personas que se habían limitado a levantarse y decir “Sahara libre”, y que les dijera “alto ahí, dejen que esas personas digan lo que tienen que decir” y que después de escucharlos expresara su solidaridad con el pueblo saharaui.
Por desgracia no fue así. Se limitó a decir: “tranquilos, no pasa nada” y añadir: “Es una pena que ahora queden sitios libres habiendo gente fuera esperando para entrar”. Eso me pareció intolerable. Me sonó a burla y humillación para una causa justa y de derecho humano como es la autodeterminación del pueblo saharaui.
Total que en conclusión, precisamente por mis principios y valores morales no puedo votar a un partido que actúa de esta manera. Lo siento. El asistir al mitin no sólo no me convenció para votar al PSOE sino que me convenció para lo contario: No votar al PSOE. Pero no se entienda que esto quiere decir que votaré al PP. NO. Votaré a la izquierda creíble. Y ojala que se una toda la izquierda.
Ana Hardisson
Mi primera perplejidad vino de parte de los militantes locales, cuando rompieron en gran ovación a la entrada del señor Casimiro Curvelo. No entendí a qué venía tanto aplauso para un hombre que se ha hecho tristemente famoso por montar un escándalo en un burdel de Madrid, al que fue a celebrar no sé qué cosa con su hijo, y que no contento con el incidente con las mujeres del local, exhibió sus “credenciales” de Senador para salir impune del asunto.
La segunda perplejidad vino de parte de uno de los oradores del PSOE (no recuerdo su nombre), que insistió en subrayar que se sienten orgullosos de este señor Curvelo. No sé qué es exactamente lo que merece tanta admiración de esta conducta impresentable y machista hasta la médula.
La tercera, y la más grave de las perplejidades, ocurrió cuando unas cuantas personas se levantaron exhibiendo una bandera del Sahara y gritando “ Sahara libre”, y muchos militantes y personal de seguridad del PSOE, se levantaron como energúmenos y bárbaros para expulsar a estas personas de la sala con una violencia y una saña que me pareció inexplicable. Mucho más inexplicable cuando acababa de oír al señor Rubalcaba diciendo que “no renunciaría a los principios ni a los valores”. Y yo me pregunto ¿qué principios y qué valores pueden ser compatibles con estos hechos? ¿Es que no son defendibles los valores y principios que apoyan la libertad y la autodeterminación del pueblo saharaui? ¿Es legítima la actitud de entregar el Sahara a Marruecos, cuando España abandona la colonia en el año 1975?
Tengo que reconocer que por un momento esperé que se produjera el milagro de la utopía y que Rubalcaba se dirigiera a los exaltados militantes del PSOE, que trataban de forma salvaje y violenta a estas personas que se habían limitado a levantarse y decir “Sahara libre”, y que les dijera “alto ahí, dejen que esas personas digan lo que tienen que decir” y que después de escucharlos expresara su solidaridad con el pueblo saharaui.
Por desgracia no fue así. Se limitó a decir: “tranquilos, no pasa nada” y añadir: “Es una pena que ahora queden sitios libres habiendo gente fuera esperando para entrar”. Eso me pareció intolerable. Me sonó a burla y humillación para una causa justa y de derecho humano como es la autodeterminación del pueblo saharaui.
Total que en conclusión, precisamente por mis principios y valores morales no puedo votar a un partido que actúa de esta manera. Lo siento. El asistir al mitin no sólo no me convenció para votar al PSOE sino que me convenció para lo contario: No votar al PSOE. Pero no se entienda que esto quiere decir que votaré al PP. NO. Votaré a la izquierda creíble. Y ojala que se una toda la izquierda.
Ana Hardisson
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