lunes, 14 de diciembre de 2009

Premio a la Creatividad Social de la Universidad de LA LAGUNA a la Sr. AMINETU HAIDAR


El premio fue recogido por las hermanas Fatma y Mamia Salek Abdessamed, ex-presas políticas y militantes de Derechos Humanos Saharauis, en medio de una gran ovación del publico asistente que reclamaba el regreso de Aminetu Haidar a su tierra .

Quiero agradecer a esta noble institución de la Universidad de La Laguna y a todos sus representantes, la deferencia y el honor que me conceden de poder transmitir de su parte la decisión de conceder el primer premio de creatividad social a la señora Aminatou Haidar.

Como bien señaló el gran Montesquieu, máximo exponente de la defensa de la democracia.Aminatou Haidar siempre ha sabido a dónde quiere llegar, al igual que esta institución de la Universidad de La Laguna, y, en su nombre, el jurado de compañeras y compañeros del que formo parte, que sabemos a dónde hemos querido llegar concediendo este primer premio de creatividad social a la señora Haidar.

Si hemos llegado lejos, mucho o poco, o tal vez lo justo, ya la historia lo sancionará cuando volvamos a releer el siguiente escrito colectivo de las compañeras y compañeros que formamos parte del jurado.

JUSTIFICACIÓN DEL FALLO DEL JURADO

La trayectoria personal y social de la saharaui Aminatou Haidar se puede definir como dramática e inspiradora.

Dramática por el sufrimiento que ha soportado en la promoción de esas libertades universales que se cuelan en los sueños de la Razón. Libertades que la Razón de Occidente soñó desde aquellos primeros movimientos nacidos al calor de la inspiración intelectual de la Modernidad Ilustrada. ¿Se puede entonces negar que otros pueblos sueñen sus propias libertades? ¿No es inspiradora su actitud de una creatividad social que poco a poco se ha ido devaluando en un mundo convulso y desorientado que ella recupera como modelo ejemplar?

Ante la tragedia, ningún silencio puede ser cómplice de la historia escrita por las élites gobernantes: una historia de negación de los Derechos de las Personas y de los Pueblos, que el propio Occidente pregona como realidades únicas, pero que en la práctica utiliza a conveniencia. La valentía, la devoción a su pueblo y su resistencia pacífica frente a la ceguera de los privilegiados rescata para todas las personas el valor de la solidaridad, esa misma solidaridad en la que consiste el vínculo social con la comunidad y que casi hemos olvidado, cuando es lo que da sentido a cada una de nuestras vidas: el valor del otro, del vínculo social.

Aminetu nos ofrece un modelo de solidaridad que está agazapado y semioculto en nuestra olvidada memoria histórica, olvidada por la peligrosa tendencia de vivir al prójimo sin las emociones que nos hacen iguales. ¿Es posible y real cualquier emoción que deja fuera el sufrimiento social del Otro sólo porque los intereses privados son más importantes que los colectivos en las maneras políticas actuales? Esta es la respuesta de Aminetu: una política humanizada de la libertad, de los derechos y de las emociones de la convivencia frente a una política que nos deshumaniza y nos aplasta sólo porque la relación entre los fuertes y los débiles es muy desigual.

Todas estas actitudes y todos estos valores son imponderables de la hechura de una mujer mentada por su firmeza, su altura moral y sus insobornables convicciones de lucha que la han hecho merecedora de numerosos premios y reconocimientos por parte de diferentes organismos nacionales e internacionales.

El premio que se le otorga ahora es el reconocimiento a toda su larga trayectoria de veintidós años de lucha pacífica por los derechos humanos. En toda su travesía vital no ha dudado en anteponer su exigencia de respeto a los derechos humanos, incluso poniendo en peligro su propia salud y seguridad personal. ¿Acaso la represión psicológica y física que ha sufrido esta mujer por parte de los que “mandan” no ha tenido también consecuencias sobre su vida hasta ahora? Dejarse avasallar puede ser la respuesta del miedo, la de los sumisos que terminan por no respetarse a sí mismos y que ceden su voluntad al más fuerte: ella ha hecho lo contrario, algo cuya seria dimensión apenas pueden algunos comprender y que los de “arriba” no toleran. No lo toleran porque arranca caretas y denuncia impunidades frente a intereses muy poderosos y en contextos de extrema violencia.

Este premio hacía falta, aunque modesto, por parte de esta comunidad universitaria al socaire del atlántico, porque entendemos que la Razón sólo nos acompaña como universitarios si sabemos sentir el dolor del otro como persona. Aminetu Haidar nos conmueve por su coherencia, su conciencia, su deseo de cambio social y desarrollo humano utilizando la creatividad frente a la destructividad que tanto nos deshumaniza. En definitiva, es un ejemplo de coherencia personal y de lucha en defensa de los derechos humanos y de los legítimos derechos del pueblo del Sáhara Occidental; una causa no sólo de patrias, sino de personas sufrientes que luchan por su propia comunidad de sentido; una causa para ver desde la Razón y mirar desde el sentimiento humanizante.
José Antonio Younis, Catedrático de la ULPGC y miembro del jurado

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