lunes, 14 de diciembre de 2009

Las personas que luchan y arropan


Esperanza Jorge Barbuzano

En el aeropuerto de Lanzarote el trabajo es intenso, las convicciones claras. Son muchas las ganas que tienen quienes se acercan a este campamento improvisado de sentir que algo pueden aportar. Colchones apilados contra la pared, junto a éstos maletas y mochilas, con algo de ropa por fuera, mantas en cajas y sacos de dormir en una esquina, haciendo espacio para el equipo de grabación y montaje. Por fuera, en un pequeño porche que gotea cuando llueve, una mesa sencilla hecha de tablones y burras soportando el ajetreo de nueve ordenadores y un buen grupo de colaboradores que deslizan sus manos al máximo ritmo que les permite la combinación del cansancio acumulado por tantos días de apoyo y la fortaleza que da tener la certeza de poder ganar una lucha justa. El esfuerzo de estas personas sencillas, que sí están dispuestas a conseguir una salida a la situación de Aminetu Haidar, se contrapone a la falta de interés de quienes podrían y deberían hacer, el gobierno español y el marroquí, como responsables que son de la situación creada, del secuestro cometido y del claro riesgo físico en que se encuentra la compañera saharaui, desde que el día 15 de diciembre decidió simplemente continuar reivindicando sus derechos, su libertad.
Aminetu Haidar, tumbada en el pequeño habitáculo que la acoge, emana lucidez y tranquilidad, que se reafirma cuando, de manera puntual, sale de éste en silla de ruedas y levanta los ojos despacio, contemplando y mostrando una leve sonrisa que lo ocupa todo, espacios y conciencias. Ella reclama volver al Aaiún para estar con su familia que es uno de los derechos fundamentales de la Declaración de Derechos Humanos. Aquí permanece retenida por ser absolutamente culpable de haber elegido una trayectoria vital dedicada a la defensa de la justicia social.
Mientras Aminetu, a través de la huelga de hambre, está logrando colocar al Sahara en el mapa del mundo, sacándolo del olvido al que se le pretende condenar, al mismo tiempo se negocia la incorporación de Marruecos a la Unión Europea como socio comercial preferente. Esto, que podría ser una oportunidad única para condicionar cualquier negociación al cumplimiento de los derechos humanos y, en particular, al regreso de Aminetu Haidar al Sahara Occidental, se queda en un perfilado de matices comerciales para la mayor apertura posible de la frontera económica marroquí.
Aminetu lleva 29 días resistiendo el acoso de dos estados poderosos, acostumbrada al encarcelamiento, las torturas, el secuestro, la degradación por dedicar toda una vida a luchar por la causa de su pueblo, que es la lucha de todo pueblo pisoteado, expoliado.
No cesan de entrelazarse los apoyos que se extienden por todo el mundo. Son miles las personas que cada día se unen manifestando su solidaridad de una u otra forma: alzando una vela en una vigilia, manteniendo una pancarta, colocando la foto de Aminetu en la vidriera de los escaparates, incorporando el mensaje de dignidad de esta siempre activista a la cotidianidad, haciendo una pintada o acercándose al aeropuerto para ofrecerse, para aportar en lo que haga falta.
A primera hora de la noche, cuando ya sólo quedan las personas más allegadas y aquellas que están dispuestas a continuar durmiendo en la Terminal para proseguir el trabajo desde muy temprano, se ve salir de la dependencia a la mujer que alguien llamó unas horas antes símbolo de la libertad y que, con algo más de cincuenta kilos de dignidad y toda una convicción hecha lucha, arremolinada entre las telas ligeras que la cubren, les habla y escucha acercándoles la posibilidad de sentir que todo es posible si se cree en ello. Aminetu se despide con una leve inclinación de cabeza y se retira a descansar dejando alegría en los rostros y aún más fuerza para seguir trabajando y permitir que esta lucha mañana sea, ya sólo por existir, una lucha ganada.

Más información actualizada en: http//:todosconaminetu.blogspot.com

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