Lamina, Nayat, Hela, Salam y Duha tienen once años y son compañeras de un pupitre para tres en la escuela de secundaria Simón Bolivar de Smara, uno de los cuatro campamentos de refugiados saharauis que existen en Tindúf (Argelia). El destino las ha jugado dos malas pasadas. Una, que a sus sonrisas infantiles les hayan salido unas manchas amarillas imborrables por culpa de la malnutrición. Aunque ese es el de menos. El otro, es que las cinco quieren ser médicas o profesoras, pero dicen saber que “nunca” conseguirán eso. “Porque en el Sáhara no hay nada ni se puede llegar a casi nada”..... (El país)
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