Acción-reacción. Es una máxima a la que nadie escapa y las Relaciones Internacionales tampoco. En un mundo globalizado como el nuestro, a la larga, todo está interconectado. Cuando hablamos de economía, de la que todos nos hemos hecho un poquito más expertos a marchas forzadas con la crisis, lo vemos a primera vista: que a Europa le vayan mal la cosas repercute directamente en EEUU -por si acaso, Obama tiende a recordarlo- y viceversa.
Con las decisiones políticas sucede lo mismo, aunque en ocasiones los efectos se manifiestan a largo plazo. Hoy hemos sabido que la Unión Europea (UE) ha cancelado la prórroga del acuerdo pesquero con Marruecos. Una tragedia para los pescadores andaluces y canarios, pues de las 119 licencias, 100 son españolas. Muchos, en puertos como Barbate, se llevan las manos a la cabeza. En época de crisis esto es un mazazo y previsiblemente llevará a más gente al paro.
La votación se ha saldado con 326 votos a favor de la cancelación, 296 en contra y 58 abstenciones. Ocho eurodiputados españoles han votado en contra -incluido el PP- y no se les puede reprochar. ¿Por qué? ¿Acaso no van a contribuir a incrementar las listas del paro en España dejando a pesqueros sin faenar en el caladero marroquí? Pues en realidad no, porque donde dejarán de faenar es, en realidad, en el caladero saharaui.
Uno de los motivos por los que se ha cancelado la prórroga es que la firma del acuerdo supondría contribuir a esquilmar los recursos naturales que según el Derecho Internacional pertenecen legítimamente al pueblo saharaui. Dicho de otro modo y aunque pueda parecer duro, los pescadores y empresarios que ahora se lamentan por lo perdido con esta decisión de Bruselas deberían estar dando palmas con las orejas por lo ganado hasta ahora, por el provecho que han sacado violando el Derecho Internacional. Es así, por mucho que ahora el Gobierno de España reitere su “apoyo y compromiso” con la flota española en Marruecos.
Con las decisiones políticas sucede lo mismo, aunque en ocasiones los efectos se manifiestan a largo plazo. Hoy hemos sabido que la Unión Europea (UE) ha cancelado la prórroga del acuerdo pesquero con Marruecos. Una tragedia para los pescadores andaluces y canarios, pues de las 119 licencias, 100 son españolas. Muchos, en puertos como Barbate, se llevan las manos a la cabeza. En época de crisis esto es un mazazo y previsiblemente llevará a más gente al paro.
La votación se ha saldado con 326 votos a favor de la cancelación, 296 en contra y 58 abstenciones. Ocho eurodiputados españoles han votado en contra -incluido el PP- y no se les puede reprochar. ¿Por qué? ¿Acaso no van a contribuir a incrementar las listas del paro en España dejando a pesqueros sin faenar en el caladero marroquí? Pues en realidad no, porque donde dejarán de faenar es, en realidad, en el caladero saharaui.
Uno de los motivos por los que se ha cancelado la prórroga es que la firma del acuerdo supondría contribuir a esquilmar los recursos naturales que según el Derecho Internacional pertenecen legítimamente al pueblo saharaui. Dicho de otro modo y aunque pueda parecer duro, los pescadores y empresarios que ahora se lamentan por lo perdido con esta decisión de Bruselas deberían estar dando palmas con las orejas por lo ganado hasta ahora, por el provecho que han sacado violando el Derecho Internacional. Es así, por mucho que ahora el Gobierno de España reitere su “apoyo y compromiso” con la flota española en Marruecos.
Leer texto completo en:http://blogs.publico.es/david-bollero/2011/12/14/pesca-marruecos/
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