Hoy estamos en los puentes, en las fuentes, en las azoteas y en las calles de Tenerife para que lo sepas”.
Esto se podía leer en los panfletos que circulaban por las calles de Santa Cruz el pasado jueves 28 de agosto tras la acción del Eje por un Sahara Libre de la I Semana de Lucha de la isla.
En la isla de Tenerife ha despertado un movimiento en apoyo a la causa saharaui. Es un movimiento nuevo, en crecimiento, y con la suficiente fuerza como para aspirar a un cierto eco mediático dado el carácter de su actividad. ¿Por qué suenan tan alto estas pretensiones?
Sabemos que no somos los primeros ni las primeras en denunciar el exilio forzoso de las y los saharauis que sobreviven en los campamentos de refugiados de Tindouf, o el sometimiento de las y los saharauis que sufren vejaciones, torturas, violaciones, secuestros, desapariciones y encarcelamientos, en los territorios ocupados por Marruecos. Pero sí en organizarnos con la perspectiva de que el tiempo de los coloquios y los video-forum se acaba. Si el Sahara Occidental no puede ejercer su derecho a la autodeterminación no sólo se desacredita la capacidad de la ONU para velar por la legalidad internacional, sino la de los gobiernos “democráticos” de Occidente para intervenir en favor de ésta. El pueblo saharaui engrasa sus armas tras 17 años de ejemplar espera pacífica al cumplimiento de la legalidad internacional: ¿es qué la sociedad civil se va a quedar muda ante la citada desacreditación? ¿Se va a quedar muda mientras democracias como la española se benefician de la injusticia, expoliando ilegalmente los recursos del territorio saharaui o vendiendo armas al ejército marroquí?
Nosotras y nosotros no. No pertenecemos a la generación canaria que emigró al Sahara Occidental para trabajar y que tuvo que regresar dejando los calderos al fuego con motivo de la venta española de un territorio que aún está “pendiente de descolonización”. No oímos nunca hablar en la escuela, y prácticamente nada supimos a través de los medios de comunicación, acerca del pueblo saharaui, aunque haya sido español hasta 1975 y viviera a menos de 100km de nuestra costa. Pero cuando corre mucha sangre se forman charcos.
Nosotras y nosotros nos hemos ido topando con estos charcos. Hemos descubierto la traición y la deuda que arrastra el estado español al tiempo que el alcance de la tiranía y la impunidad del reino de Marruecos. Somos una nueva generación que tras 33 años de invasión ha saltado la gruesa barrera comunicacional entre nuestra orilla y la orilla saharaui con la pretensión de demolerla.
En la isla de Tenerife ha despertado un movimiento en apoyo a la causa saharaui. Es un movimiento nuevo, en crecimiento, y con la suficiente fuerza como para aspirar a un cierto eco mediático dado el carácter de su actividad. ¿Por qué suenan tan alto estas pretensiones?
Sabemos que no somos los primeros ni las primeras en denunciar el exilio forzoso de las y los saharauis que sobreviven en los campamentos de refugiados de Tindouf, o el sometimiento de las y los saharauis que sufren vejaciones, torturas, violaciones, secuestros, desapariciones y encarcelamientos, en los territorios ocupados por Marruecos. Pero sí en organizarnos con la perspectiva de que el tiempo de los coloquios y los video-forum se acaba. Si el Sahara Occidental no puede ejercer su derecho a la autodeterminación no sólo se desacredita la capacidad de la ONU para velar por la legalidad internacional, sino la de los gobiernos “democráticos” de Occidente para intervenir en favor de ésta. El pueblo saharaui engrasa sus armas tras 17 años de ejemplar espera pacífica al cumplimiento de la legalidad internacional: ¿es qué la sociedad civil se va a quedar muda ante la citada desacreditación? ¿Se va a quedar muda mientras democracias como la española se benefician de la injusticia, expoliando ilegalmente los recursos del territorio saharaui o vendiendo armas al ejército marroquí?
Nosotras y nosotros no. No pertenecemos a la generación canaria que emigró al Sahara Occidental para trabajar y que tuvo que regresar dejando los calderos al fuego con motivo de la venta española de un territorio que aún está “pendiente de descolonización”. No oímos nunca hablar en la escuela, y prácticamente nada supimos a través de los medios de comunicación, acerca del pueblo saharaui, aunque haya sido español hasta 1975 y viviera a menos de 100km de nuestra costa. Pero cuando corre mucha sangre se forman charcos.
Nosotras y nosotros nos hemos ido topando con estos charcos. Hemos descubierto la traición y la deuda que arrastra el estado español al tiempo que el alcance de la tiranía y la impunidad del reino de Marruecos. Somos una nueva generación que tras 33 años de invasión ha saltado la gruesa barrera comunicacional entre nuestra orilla y la orilla saharaui con la pretensión de demolerla.
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