Ayer volamos a la costa
sahariana, tan cerca y a la vez tan lejos. Despegamos desde Gran Canaria y no
tardamos mucho en contemplar curiosas, desde las nubes, el perfil de África. La Asociación de Amistad
con el Pueblo Saharaui nos había invitado a participar en un encuentro organizado
por la Unión Nacional
de Mujeres Saharauis. Sus objetivos, centrados en la denuncia de las
violaciones de los derechos humanos por parte del gobierno marroquí, nos
movieron a acudir a esta llamada, para comprobar in situ cuál es la realidad en
el antiguo Sahara Español, hoy ocupado por Marruecos. Así que allá nos fuimos
unas cuantas personas de Tenerife, ilusionadas, impulsadas por el afán de mostrar
nuestra solidaridad y contribuir con nuestra presencia a que se reconozcan y
respeten los derechos del pueblo saharaui.
Cuando el avión aterrizó y
nos preparábamos para bajar, subieron tres personas que, sin identificarse
documentalmente, ordenaron al personal de la aerolínea que nos mandara a
sentarnos nuevamente. Tomaron el control y fueron organizando el descenso ante
la sorpresa de la mayoría y el gesto de rabia (“otra vez lo mismo”) de unos
pocos. Primero permitieron bajar a las personas con pasaporte marroquí y
después, dentro del avión, una persona que, ante la insistencia de los viajeros
que quedábamos dijo ser policía, nos pidió los pasaportes para comprobarlos,
advirtiéndonos en inglés y francés que si no los entregábamos no podríamos
entrar al país. “Sólo quedan doce, ¿no?”, constataban con una cínica sonrisa. Bajaron
del avión con nuestra documentación: “Cinq minutes, seulement”, dijeron. Y así
fue, el paripé no duró mucho. Regresaron rápidamente con los pasaportes y un
señor, vestido con indumentaria tradicional, que se identificó como alcalde de
la ciudad: “Vous êtes indésirables”, “están del otro lado”, “no pueden bajar”.
Se dio la vuelta y se marchó. No hubo oportunidad de protestas, preguntas o
réplicas. La discrecionalidad, la vulneración de la legalidad, se mostraron sin
disimulos. “No es la primera vez que ocurre”, nos decía el comandante, ante
nuestras quejas por haber permitido que subieran a la nave y que nos trataran
de forma vejatoria.
No tardamos en despegar de
nuevo, de vuelta a Gran Canaria. Uno de los pasajeros que viajó con nosotros de regreso, musitó disimuladamente
en mi oído: “No les dejaron bajar, ¿no? Esto debería salir en prensa. Ocurre a
menudo y nadie se entera”. Quizá por eso estoy escribiendo este relato. O por
la emoción de Yasmina, una compañera de Fuerteventura que se había unido a
nuestro grupo, cuando me contaba: “Valió la pena sólo por la mano en el hombro
de una mujer saharaui. Gracias hermana -me
dijo para darnos ánimos cuando le
permitieron bajar del avión en El Aaiún”.
Ya en casa, arrullada por
las voces de mis hijos, imagino cómo será el encuentro al que no pudimos
llegar. Bajo una jaima, muchas sillas vacías, con las imágenes de canarias,
vascas, francesas, noruegas, tunecinas, tantas mujeres a las que el gobierno
marroquí cerró el paso a una ciudad sitiada, El Aaiún. No pudimos debatir la
ponencia sobre el papel de las mujeres saharauis en su proceso de liberación
nacional, ni votar las resoluciones reclamando medidas de supervisión efectivas
para favorecer el respeto y el diálogo por parte de Naciones Unidas. No nos
permitieron tomar el té con las familias que tienen a sus hijos en la cárcel,
dar una palabra de ánimo a algunas de las cientos de personas heridas por la
policía marroquí a lo largo de esta semana en que la misión de la ONU revisa su labor en la zona
–¡qué paradoja!- y recoger testimonios que proyecten luz sobre la represión y
los abusos. No estamos allí, pero hemos traído a las portadas de los medios
canarios el eco de sus voces y confiamos en que el gobierno español reaccione,
exprese su queja y no siga siendo cómplice del expolio de las riquezas
naturales del territorio saharaui y de la vulneración de los derechos humanos de
sus gentes.
En Santa Cruz de Tenerife,
a 19 de Abril de 2014.
Las
personas integrantes de la delegación pertenecen a las siguientes
organizaciones:
·
“Sí
se Puede”
·
PSOE-PSC
·
Partido
Comunista del Pueblo Canario
·
Plataforma
Bolivariana de Canarias
·
Comité
Canario de Solidaridad con los Pueblos
·
Colectivos
sociales y feministas
·
Asociación
Canaria de Amistad con el Pueblo Saharaui
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